Vestigio de otros tiempos son los lavaderos públicos. La ausencia de agua corriente en las casas obligaba a las mujeres a acudir a estas instalaciones para hacer la colada. Es fácil imaginar la función socializadora del lugar, donde la obligada cita propiciaba la charla y el cambio de impresiones.
El primer lavadero de La Romana se encontraba en la Finca del Marqués de La Romana, pero cuando se procedió al cercado de dicha propiedad quedó en su interior, por lo que se construyó este nuevo lavadero.
Se trata de un edificio de planta rectangular y marcado carácter tradicional, construido a principios del siglo XX. Cubierto con techumbre a dos aguas y vigas de madera, destacan sus grandes
vanos que proporcionan una gran iluminación a su interior. Todavía se conservan las pilas de lavar de pie, colocadas a anbos lados de la acequia por la que discurría el agua. El sobrante se almacenaba en la balsa contigua y se aprovechaba como agua de riego. Esta balsa, de la que todavía se conservan algunos restos, ha sido trasladada de su emplazamiento original y l podemos encontrar unos metros más debajo de donde ahora nos encontramos.
Junto al edificio también existía un abrevadero, hoy ya desaparecido.
La instalación de agua potable en las viviendas de La Romana, llevó a un abandono paulatino de este lavadero y sus servicios adosados.
(Texto copiado del cartel que hay en el lavadero)
El Lavadero
Edificio de principios del siglo XIX. Se reformó en septiembre de 1993, gracias a la colaboración del pueblo de La Romana.
Se trata de uno de los edificios más antiguos y emblemáticos de este municipio, donde podemos rememorar las costumbres de nuestros antepasados.
Posee un marcado carácter tradicional, que lo convierte en un lugar especialmente atractivo para ser visitado.
(Texto: Ayto. de la Romana)
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