La presencia de las mujeres en los espacios públicos de las ciudades mediterráneas, históricamente, puede estudiarse en función de la relación de las prácticas femeninas en los espacios de poder, los espacios de ocio, las manifestaciones religiosas públicas y los espacios públicos relacionados con el trabajo femenino. En este último grupo encontraríamos (además del caso particular de algunos espacios destinados al ejercicio de la prostitución) los mercados y ciertos espacios relacionados con el agua como las fuentes y los lavaderos, ambos entendidos como una extensión del trabajo doméstico pero que permite la socialización con otras personas.
Hay que tener en cuenta es que, a pesar de que la ropa se lavaba ya en ríos, acequias, e incluso en algunos espacios adecuados expresamente, la cronología de los lavaderos públicos como equipamiento colectivo (vinculado a las políticas higienistas de las ciudades) ocupa fundamentalmente desde mediados del S.XIX hasta la segunda mitad del siglo XX.
Esta intervención se centra en esos lavaderos, lavaderos, y otros lugares usados en el Alto Mijares para lavar ropas, enfermos o utensilios de cocina, entendiéndolos como espacios de
reunión donde las mujeres compartían noticias y emociones (algunas expresiones como "lavar los trapos sucios "o" cotillear ", tienen su origen en esta actividad).
En la actualidad, en la comarca de estudio todavía utilizan los lavaderos algunas mujeres, bien de forma continuada (porque lo prefieren) o de manera ocasional (para lavar piezas grandes o por otros motivos).
Teniendo en cuenta todo ello, a la hora de inventariar los lavaderos de esta comarca, además de documentar el edificio atendiendo a su interés arquitectónico (tipología constructiva, dimensiones, etc.) es necesario analizarlos de una manera integral y con una intencionalidad orientada a los estudios de género. Se estudia su implantación en función del origen y la evacuación del agua, la vinculación con la estructura urbana de la población o la arquitectura, pero también se recogen las experiencias de la población local que aportan un testimonio muy valioso de cara
a averiguar la relación (funcional y visual) que, desde los lavaderos, las mujeres establecen con el paisaje y la estructura urbana de su entorno.
La metodología utilizada parte de un trabajo de localización de los lavaderos y análisis de la cuenca visual a partir de sistemas de información geográfica (SIG), que se contrasta con trabajo de campo (visita) y se completa con el levantamiento de los planos ( croquis acotado con plantas, secciones, fachadas, etc.)
del lavadero y su entorno. Las características físicas de cada uno de ellos condiciona la actividad de lavar en aspectos como la postura (derecha o arrodillada) o la distribución de las mujeres en torno a las piletas de lavar. Finalmente, las entrevistas aportan información respecto al nivel de conocimiento y disfrute del entorno por parte de las mujeres (reconocimiento de los hitos geográficos que se aprecian desde el lavadero, uso de las sendas del entorno, etc.) y desvelan la existencia de normas de uso, costumbres y rituales (como podría ser, por ejemplo, el lavado de un día determinado de la semana o no) de estos lugares.
Este texto es un resumen de la comunicación "Los lavadero públicos en el Alto Mijares (Castellón). Una reflexión a partir del análisis integral de la arquitectura tradicional", realizada por Rosa Pardo y Marín en las Jornadas GRECS-GRACU: Género y producción del espacio. De la exclusión a la reivindicación del derecho a la ciudad, celebradas en noviembre de 2015 en Barcelona.
Visto en: TALP (Esta
entrada ha sido posible gracias a que Rosa Pardo me ha enviado
un email con el
enlace a la Web y
la correspondiente traducción. Gracias Rosa)
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